Blog Oficial de la actriz y escritora Sevillana María de Adorna

Bienvenidos a la web oficial de María Muñoz Ballesteros, más conocida como "María de Adorna". Actriz sevillana, mujer con carácter, apasionada y luchadora. Artista Sevillana, dedicada en cuerpo y alma a su gran pasión "El Teatro". Sus recuerdos, sus pensamientos, sus pasiones, SU VIDA.

En este lugar se intentará dar a conocer a esta artista, escritora y actriz sevillana de 84 años que pese a su edad no ha dicho no a las nuevas tecnologías. Ella contará sus recuerdos, hará memoria de su vida paso a paso. Una Guerra, una Niña, un Amor único, un Trocito de Historia.

viernes, 22 de mayo de 2015

22ª Parte del resto de mi vida...

Pasaron unos 15 días cuando una noche me di cuenta que Inmaculada tenía fiebre, a la mañana siguiente me fui al médico y Adorna se quedó con los niños. Fue un gran susto cuando el médico al reconocerla me dijo que podía ser hepatitis, me preguntó si habíamos tenido algún cambio en su vida rutinaria o si había nacido otro hermano. Yo le conté que el hermano casi tenía ya dos años y sí, nos habíamos marchado de la casa donde había vivido desde que nació junto a su abuela y sus tíos, además de nosotros. 

El médico me dijo que podía haberse provocado por tristeza o por haber comido algo, aunque no me lo confirmó hasta ver resultados de análisis en unos días. 

Cuando llegué le pregunté a los niños se habían comido algo de las huertas, uno de ellos dijo que si y me enseñaron lo que era. Le llamaban vinagrito (vinagrillo), una planta del campo con sabor a vinagre, su nombre "Oxalis pes-caprae". 


Me volví al médico y le explique lo que me habían explicado los chiquillos. No le dió importancia pero si me advirtió que debía tener cuidado con los vasos, cubiertos, etc. porque podía ser peligroso contagiarlo a los hermanos, no debían tener mucho contacto con ella  y a esperar que clase de hepatitis era y eso no se vería hasta que llegaran los resultados de los análisis, también me aconsejo que viera a la abuela y a los tíos todo lo que pudiera.

Vino mi hermano Manolo y se lo contamos, le pedimos que vinieran siempre que pudieran y trajera a mi madre y que cuando vinieran le dijeran que les gustaba mucho el sitio donde ahora vivía, sobre todo la abuela le debe demostrar que está contenta aunque no viva ya con ella. El médico daba casi seguro que todo era por tristeza del cambio de vida. 

Mi hermano se marchó triste y preocupado y no había pasado una hora cuando volvió con mucha fruta y alimentos sanos para que no le faltaran y al día siguiente a recogernos para ir a ver a la abuela. 

Mi madre no sabía fingir y al vernos entrar hizo un esfuerzo y sonrió diciéndoles -que alegría de veros, yo pensaba hoy ir  pero ya que habéis venido lo dejo para otro día y me quedo allí a dormir y estoy todo el día- Los niños se pusieron muy contentos y además les tenía muchas chucherías. Intentábamos tenerla siempre en brazos, esa tarde la abuela la tuvo mucho rato y ella estaba contenta y casi sin fiebre pero muy mal color.

A la semana siguiente cuando la vió el médico ya estaba mejor pero aún debíamos tener cuidado y seguir con el tratamiento que me había dado porque si era hepatitis pero no de las malas, con buena alimentación y cuidado pronto se pondría bien. 

Todo lo demás seguía tranquilo pero no por mucho tiempo. Pasarían unos días cuando una mañana después de desayunar Margarita y uno de sus nuevo amigos, Ignacio, junto a unos cuantos chiquillos mas se fueron a jugar al campo como todos los días pero pasaban las horas y fuero volviendo todos menos Ignacio y Margarita. 

Encarna, la madre de Ignacio, vino a verme por si sabía donde podían estar, no sabía nada y además no podía dejar a los niños solos para salir a buscarla, así que ella y otros padres se fueron a ver si los encontraban. Estaba muy nerviosa y disgustada cuando llegó Adorna que también salió a buscarlos. 

Los encontraron antes de hacerse de noche y ellos venían tan tranquilos cargados de trozos de mármol y sin saber lo preocupados que nos tenían. El mármol era para jugar al tejo, un juego popular en esa época y al parecer se habían ido cerca de donde estaban construyendo los pisos y encontraron mucho sin darse cuenta de que las horas pasaban.


Que susto nos llevamos tanto Encarna como yo. Hoy quiero que mi cariño y mi recuerdo sea para ella que todavía es vecina y a su hijo aún lo veo de vez en cuando y sigue siendo amigo de mi hija.



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