Blog Oficial de la actriz y escritora Sevillana María de Adorna

Bienvenidos a la web oficial de María Muñoz Ballesteros, más conocida como "María de Adorna". Actriz sevillana, mujer con carácter, apasionada y luchadora. Artista Sevillana, dedicada en cuerpo y alma a su gran pasión "El Teatro". Sus recuerdos, sus pensamientos, sus pasiones, SU VIDA.

En este lugar se intentará dar a conocer a esta artista, escritora y actriz sevillana de 84 años que pese a su edad no ha dicho no a las nuevas tecnologías. Ella contará sus recuerdos, hará memoria de su vida paso a paso. Una Guerra, una Niña, un Amor único, un Trocito de Historia.

viernes, 27 de febrero de 2015

19ª Parte del Resto de mi Vida

Por fin llegaron las Navidades y todo nuestro interés era que saliera bien la comida pero sobre todo los Reyes, tanto de los niños como de los mayores.

Recuerdo que lo primero que compró Adorna fueron dos paraguas, uno rosa y otro celeste, se los trajo un compañero conductor de autobús de La Línea, dos muñecas y un cochecito grande de capota para las muñecas.

Estos Reyes debían ser especiales, ya habíamos pasado mas en la casa desde que nos casamos pero ahora ya Margarita era mayor y Inmaculada también, Fracisco Javier aún no pero tenía casi dos años y ya se daba cuenta de las cosas. Y claro surgió el miedo:

-¿Donde guardaba yo todas las cosas para que no las vieran?

La casa estaba llena de cajas para la mudanza, así que los paraguas encima del ropero y todo lo demás camuflado entre las cajas, seguro que por unas cuantas mas ellos no lo verían. El coche de las muñecas como era muy grande lo dejamos en casa de mi amiga Cristina, la señora que tenía la tienda en mi casa. Ella me dijo que sin problema ella me guardaba todo lo que necesitara y vi el cielo abierto llevando todas las cosas que le traía Adorna porque fue encargando a sus compañeros de la Estación de Autobuses de todo, principalmente de la ruta de Algeciras- La Línea, era todo mas barato y se encontraban cosas nuevas que en Sevilla era mas difícil encontrar. Compramos ropa de cama, toallas y cosas de vestir para mis hermanos y mi madre. Gracias a que Adorna tenía paga extra y mas de media se fue en los gastos de Reyes.

Ahora pienso que desde siempre, tanto para mis hermanos como para mis hijos, estas fiestas fueron especiales quizás por el recuerdo y la ilusión que aquel año pusimos Adorna y yo en ello.

Aquella noche de Reyes, cuando ya cenamos y conseguimos que los niños se acostaran temprano como todas las noches, tuvimos problemas porque Margarita no se dormía. Ella decía que no podía y estaba muy nerviosa, así que le dije a Cristina que no podía ir por las cosas hasta que no se durmiera. Decidimos que Adorna se acostara con ellos y les leyera un cuento como hacía muchas noches, mientras yo fui por todas las cosas y las escondí como pude en la cocina.

Fingí que me iba ya a la cama y cuando Margarita me vio desnudarme me preguntó:

-¿Mama... quien les abre la puerta a los Reyes?

-Ellos son magos y saben como entrar pero lo que esperan es que los niños se duerman, si no lo hacen, pasan de largo porque temen asustar a los niños pequeños con sus barbas y camellos y ya ves que Inma y Francisco Javier son muy pequeños, tu no porque eres mayor.

Creo que eso fue lo que la tranquilizo un poco pero no había forma de que se durmiera, primero se quedó dormido Adorna y luego yo, al final ella también.

Cuando llevaba un buen rato dormida mi madre entró en mi cuarto y me toco con mucho cuidado en un pie. Yo me desperté de un salto y llamé despacio a Adorna, nos levantamos y nos fuimos los dos para la cocina. Lo primero que hicimos fue tomarnos un café del frió que teníamos. Le dije a mi madre que se acostara, la pobre no se había acostado no fuera que nos quedáramos dormidos y despertaran los niños antes que nosotros.

Aquí nos tenéis a los dos, tiritando de frió y por encima de la cama intentando colgar los paraguas en la galería de las cortinas. Pasamos a Francisco Javier a nuestra cama para poder poner en la cuna el coche de las muñecas, en la peinadora una guitarra, una camioneta, una pelota, etc. y en el comedor todo lo que le habían traído los Reyes a mi madre y mis hermanos. Todo con sus nombres y empaquetado, terminamos cerca de las dos y pusimos el despertador a las cuatro y media porque Adorna entraba a trabajar a las 6 y quería disfrutar de ver las caritas de los niños antes de marcharse.

A las cuatro y media sonó el despertador, Adorna y yo nos hicimos los dormidos y Margarita empezó a decir:

-Papa... mama... no han venido los Reyes.

El padre le dijo:

-Despierta a la hermana y enciende la luz.

Así lo hizo y creo que no solo despertó a la hermana si no a media barriada entre las dos dando gritos y el niño llorando a su lado. fueron corriendo a llamar a su abuela y a los titos, decían:

-Venid... venid... mirad cuantas cosas han dejado los Reyes Magos, abuela y para ti también.

Se levantaron mis hermanos con unas caras de asombro y dormidos, yo me hice la medio dormida con el niño  aún llorando en mis brazos. Cuando se tranquilizó también empezó a mirar sus juguetes. Lo que le llamó mas la atención fue la guitarra  (parece que eso lo definió para toda la vida porque aún sigue disfrutando con ellas).

Margarita era la que mandaba, los paraguas le gustaron pero lo dejaron bastante tiempo colgados, mientras disfrutaban de otras cosas.

Yo hice café y les dije que si habían mirado en el dormitorio de la abuela y en la cocina. Salieron corriendo, hoy recordando sus caras he recordado otro momento de ilusión que no he contado. Cuando mi hermano Gonzalo (el Chico), se fue a Barcelona a trabajar a su regreso les trajo regalos de allí. Fueron una gallina que ponía huevos, un oso que daba vueltas y un perro que tocaba el tambor, tenían mas juguetes y Margarita se encargaba de que sus hermanos no los rompieran, así que fueron sacando todo lo que tenían mas lo nuevo y se pusieron a jugar, a su tío Chico le hizo mucho ilusión ver eso y ellos aún después de muchos años recuerdan ese momento.

Adorna empezó a vestirse para ir a trabajar, los tíos volvieron a la cama, mi madre y yo esperando que se marchar y que ellos se cansaran. El primero fue el niño y al rato las niñas. Mi madre y yo aprovechamos también para descansar unas horas pero la calma duró poco porque sobre las diez ya empezaron otra vez los gritos y las risas. Pasamos la mañana jugando con ellos hasta que llegó Adorna a la hora de comer, descansó un poco y a jugar con ellos.

Esa noche estabamos rendidos todos y pronto nos fuimos a la cama, muy felices. Así terminó la última noche de Reyes que pasaríamos en casa de mi madre.

Margarita




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