Blog Oficial de la actriz y escritora Sevillana María de Adorna

Bienvenidos a la web oficial de María Muñoz Ballesteros, más conocida como "María de Adorna". Actriz sevillana, mujer con carácter, apasionada y luchadora. Artista Sevillana, dedicada en cuerpo y alma a su gran pasión "El Teatro". Sus recuerdos, sus pensamientos, sus pasiones, SU VIDA.

En este lugar se intentará dar a conocer a esta artista, escritora y actriz sevillana de 84 años que pese a su edad no ha dicho no a las nuevas tecnologías. Ella contará sus recuerdos, hará memoria de su vida paso a paso. Una Guerra, una Niña, un Amor único, un Trocito de Historia.

lunes, 30 de septiembre de 2013

1ª Parte del Resto de mi Vida: Mi viaje de Novios


Antes de nada, os presento a Adorna, mi marido.

Día 24 de Diciembre, día después de la boda,  sobre la una de la tarde llegamos a La Línea.

Miguelito y Mariano estaban esperando en la estación de autobuses.

Que alegría me llevé al verlos y con la alegría que nos recibieron, parecía que era su hermana y no una compañera de trabajo. Menos mal que Adorna ya los conocía y sabía la forma de ser de los dos porque tal como me recibieron podía haberse sentido celoso de tantos abrazos y besos. 

Recogimos las maletas y nos fuimos para la casa donde viviríamos los cuatro, cuando llegamos también la dueña estuvo muy cariñosa. En fin cuando dejamos todas las cosas en el dormitorio que nos habían preparado nos fuimos los cuatro a saludar a todos los demás. Se alojaban en distintas casa y en todas nos preguntaron cual eran nuestros planes para esa noche, Adorna les decía que aun no sabíamos. Llegamos a la casa de Joaquín, los besé a todos y especialmente a las niñas, Anita me dijo:

-Hemos pensado Joaquín y yo que esta noche todos vamos a cenar aquí.

Adorna le preguntó si sólo nosotros dos y ellas nos dijo que no, todos estaban invitados, toda la Compañía. Joaquín dijo que no todo los días se casaba una compañera y aunque nunca celebraba esa noche (era Nochebuena) ese año sería diferente -se ha casado mi niña-. Yo me fui para él y le dí un beso. Anita y doña Pepita estaban muy emocionadas, como si fueran mi familia, mi madre, hermana.... En ese momento dijo Miguelito:

-Entonces vamos y se lo decimos a todos.

Joaquín les dijo que tranquilos, ya lo sabían todos menos ellos porque no se fiaba que pudieran guardar el secreto.

Nos reímos y nos despedimos hasta las diez porque esa noche no había teatro pero al día siguiente teníamos tres funciones.

Dimos una vuelta los cuatro por el pueblo yo quería enseñarle a Adorna todo lo que ya conocía y él no. Cuando llego la hora de comer buscamos un lugar bonito y comimos los cuatro, luego nos fuimos a la fonda a descansar un rato.

A las seis de la tarde ya estaban mis amigos dando porrazos en la puerta y Adorna me dijo, que pesados. Yo le dije, siempre han sido así, nunca me encontré sola, me han ayudado mucho durante estos años.

Bajamos y Adorna le preguntó qué querían hacer ahora, ellos le dijeron: pues merendar, vamos a un sitio muy bonito que tu no conoces, Gibraltar -Ya dormirás esta noche-.

Volvimos sobre las 8 de la tarde, tiempo para arreglarnos y salir a cenar.

Me puse mi vestido de boda y el abrigo nuevo y cuando bajamos los dos petardos de mis compañeros empezaron a aplaudir y la dueña de la casa decía que estaba muy bonita, en fin le di las gracias y nos fuimos.

Cuando llegamos a casa de Joaquín allí estaban todos. Las niñas vinieron corriendo y les dí unos bombones que les traía de regalo y les dije que me había vestido así para que vieran como iba el día anterior en mi boda. Todo fueron piropos. Les dije que me faltaban las plumas y les conté como, cuando y donde las había conseguido, la noche antes de la boda en un gallinero a la una de la madrugada, todos rieron imaginando la escena. Doña Pepita dijo que por que no me había comprado uno y Joaquín le dijo:

-Mama... entonces no sería ella.

Lo que recuerdo de la cena todo es bonito pero triste porque nunca mas volví a pasar una Noche Buena con ellos.

Pasaban las Navidades, pasaban los días y todo eran demostraciones de cariño, yo no sabía que me pasaba pero me encontraba mal y no quería que se dieran cuenta. Yo pensaba que todo era natural después de la boda, que pena de la juventud que nos tocó vivir a muchas jóvenes de mi generación. Me daba vergüenza contarle a nadie lo que me pasaba pero lo peor era las noches cuando terminábamos la función y no tenía ganas de ir a tomar café con ellos, empezaron a decir:

-¿Que te pasa a ti desde que te has casado?

Por ese motivo muchas noches no decía nada, les acompañaba y cuando llegaba a la fonda me encontraba muy mal. Adorna me preguntaba si me sentía molesta por algo, yo le decía que no era por ellos, era yo la que no estaba a gusto, me cansaba.

Una tarde fuimos a tomar café con Doña Pepita y cuando me beso, me dijo:

-Tú tienes fiebre.

No… le dije yo. –Lo que tengo es mal cuerpo-

Ella se quedó mirándome muy seria y dijo:

-¿No me digas que ya estas embarazada?...

Aquellas palabras me dieron un poco de alegría y pensé-¿Dios mío, será eso?-

Procuré que no me notaran nada de lo que me pasaba. Faltaría una semana para marcharnos a Sevilla cuando me dijo Adorna que Joaquín quería que fuéramos a su casa para hablar con nosotros, nos esperaba al día siguiente. No dijimos nada a nadie y nos fuimos para su casa. Nos estaba esperando.

Nos dijo:

-He querido que vengáis los dos para deciros una cosa que no sabe nadie todavía, Anita tiene que irse con las niñas a Casablanca con su familia por la muerte de su madre y por cuestión de la herencia y yo me voy a Madrid con un contrato al Teatro Español. Mi madre con mi hermano Miguel y los compañeros todavía no se lo que harán pero ustedes para mi son diferentes, si María no se hubiera casado vendría conmigo si su madre la hubiera dejado y claro, si ella hubiera querido. Pero ahora es diferente, quiero que sepáis que si algún día queréis volver al teatro como profesionales porque no podáis vivir sin él, yo os buscaría un sitio donde trabajar. La verdad, creo que todo el mal que tiene María es saber que esto se termina y tiene que volver a vuestra casa y dejar el teatro y tu Adorna, no entiendo como puedes entrar todos los días a las 6 de la madrugada para trabajar. Por todo esto, el día que yo esté en Madrid me llamáis y de la casa no os preocupéis a mí ya están buscándome un piso y podéis venir a mi casa.

Adorna y yo no decíamos nada, Anita que había entrado unos minutos antes nos dijo:

-¿Qué os parece como están las cosas?

-Ana, nosotros no sabíamos nada de tu madre-  dije yo. -¿Cómo no me has dicho nada?

-Porque no quería amargarte estos días.

Adorna le dijo:

-Ana yo...

Adorna no terminó, Anita le dijo:

-Adorna mama estaba muy mal, lo que siento es el tiempo que llevaba sin verla, así que me voy con las niñas y Joaquín que haga lo que tenga que hacer, cuando podamos nos reuniremos otra vez. Ya es hora de que las niñas tengan su colegio y una casa propia, por supuesto no quiero que esto lo sepa nadie, sólo ustedes.

-De  acuerdo...- Le dijo Adorna.

Joaquín nos dijo que hasta que nosotros no nos marcháramos no diría nada a los demás.  Tomamos café con ellos y nos fuimos.
Parece mentira pero a mi se me olvidaron un poco mis males pensando en los demás y esa noche cuando terminamos fui yo la que dije -¿qué tomamos café?- Todos dijeron, anda, parece que vuelve a ser ella. Adorna dijo:

-Claro...

Nos fuimos, cuando estábamos los dos solos en nuestro dormitorio estuvimos comentando lo que nos había dicho el matrimonio y Adorna me dijo:

-Precisamente esto es lo que querían los dos desde hace tiempo él irse a Madrid y ella a su casa con su familia y lo que mas siento de todo esto es Doña Pepita, le quitaran las niñas y se tendrá que ir con Miguel y Tere, no la conoce, es una pena. Bueno ya veremos lo que Dios quiere.

A la mañana siguiente Adorna me dijo que nadie se enterara de lo que nos habían dicho, el temía que yo a los muchachos le comentara algo o ellos me lo notaran. Me daba mucha pena, tantos años juntos y ahora a empezar de nuevo otra vez.

Adorna me pregunto que si era verdad lo que Joaquín dijo sobre que me encontraba mal por pensar en marchar a casa, le dijo que no, que me encontraba mal y estaba deseando llegar a casa, él me dijo que si quería nos marchábamos ya, le dije que no, faltaban pocos días y podíamos esperar.

Bajamos a desayunar, allí estaban mis compañeros. Dimos un paseo y tomamos unas cervezas y Adorna les dijo que esperábamos sus visitas si iban por Sevilla y si necesitaban algo nos localizaran para ayudarles.

Ellos nos dijeron, bueno... -nos veremos pronto, vendréis siempre que podáis ¿no? -Por supuesto- le dijimos.

Así pasó el día hasta que llego la hora de irnos para el teatro, aquella noche cuando ví a todos contentos como todos los días... que mal lo pasé. Yo miraba a Adorna y él me dijo en uno de los momentos que estábamos solos en el camerino:

-María lo que tenga que pasar, pasará, ni tu ni yo podemos hacer nada.

Pasaron los días y llegó el día de las despedidas. Estaba muy nerviosa cuando empezaron los besos y abrazos. Mariano me dijo –María ¿vendréis al próximo sitio donde estemos?-

Como siempre, metí la pata, porque le pregunté -¿donde vais ahora?-
Joaquín inmediatamente dijo todavía no lo sabemos, ellos ninguno se dió cuenta de nada. Estuvimos un rato como todas las noches en el casino y nos fuimos a dormir. Al día siguiente nos marchábamos a las 9 de la mañana para Sevilla, a nuestra casa. Yo me seguía encontrando mal y estaba deseando llegar.

Hoy al escribir todos estos recuerdos me he sentido triste porque mi viaje de novios no fue lo feliz que creí iba a ser.

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